Todas las claves de la encuadernación en tapa dura al descubierto

La encuadernación en tapa dura es la más eficaz a la hora de proteger un libro. En ella se emplean tapas de gran resistencia, las cuales se encuadernan en base a diferentes técnicas. Además, cuenta con una larga historia que la ha llevado a evolucionar hasta la versión moderna. Atesora una serie de características y ventajas que la distinguen de las demás encuadernaciones y que la hacen idónea para libros de calidad.

Breve historia de la encuadernación en cartoné 

Si bien los materiales no son los mismos que los actuales, la encuadernación en tapa dura aparece por primera vez en códices de los siglos III y IV. Estos contaban con tapas de madera y costura de cadeneta que enlazaba la tapa y los cuadernillos. Sin embargo, el precedente de la estructura actual fue concebido por los bizantinos, quienes utilizaban cuero para cubrir los códices. Las tapas eran decoradas con diferentes metales o estampados.

A lo largo de los siglos se fueron intercalando diferentes maneras de coser los códices, pero no se dejaron de utilizar las tapas duras en ningún momento. En la Edad Media la producción libraría era escasa, por lo que se disponía de tiempo para elaborar a conciencia los volúmenes y era común que fueran objetos relativamente lujosos. Además, una tapa dura garantizaba su resistencia.

Por último, la sustitución de la madera por el cartón se produce entre el siglo XIV y el XVIII. Constituye el cambio que se realizará de manera intermitente a lo largo de estos siglos. El XVIII será el siglo en el que las estructuras del libro moderno, en cuanto a encuadernación, comienzan a consolidarse hasta el presente.

Características y principales ventajas

La característica más distintiva es la cubierta rígida de cartón, la cual confiere gran resistencia y durabilidad al libro. Recubre totalmente el volumen encuadernado y se encola en el lomo para garantizar que no se despegue en ningún momento.

La parte interior de las tapas es de papel y el lomo, en cambio, es de tela, aunque según el encuadernador también puede ser de papel.

Este tipo de encuadernación dota a un libro de gran presencia, calidad y de unas mayores posibilidades de diseño. Además, ofrece un resultado más profesional, motivo por el que se opta por ediciones elaboradas con esta encuadernación a la hora de hacer regalos. Los precios, por lo general, van a ser más elevados que en las ediciones realizadas en tapa blanda.

Tipos de encuadernación en tapa dura 

Este tipo de encuadernación cuenta con dos variantes: la encolada y la cosida:

Encuadernación encolada: en esta modalidad se utiliza un taco con todas las hojas colocadas en orden, se fresa el lomo y se encola para disponer la cubierta de cartón.

Encuadernación cosida: el libro se divide en pliegos que se cosen los unos a los otros en bloque y al lomo, el cual se encolará para unirlo a la cubierta.

¿Cómo hacer encuadernación en tapa dura?

Este punto tiene la intención de servir como tutorial sobre la encuadernación en cartoné, por lo que a continuación se enumerarán los pasos que se deben seguir para realizar una encuadernación de tapa dura.

Materiales

– Cartón de dos milímetros de grosor.

– Papel para las guardas.

– Regla.

– Plegadora.

– Pincel.

– Lápiz.

– Un instrumento para cortar.

– Adhesivo.

Pasos a realizar

Paso 1:   

Es necesario elaborar las tapas a partir del cartón. Para tal fin se tomarán las medidas de la portada, la contraportada y el lomo del volumen a encuadernar, y si añadirá un margen de tres milímetros para que sobresalga.

Paso 2:

Tras las mediciones, se cortará el cartón para obtener las tres partes de la tapa. Después, se preparará el papel de encuadernar para que recubra la tapa. Debe existir un margen de dos centímetros entre tapa y papel a fin de que este último cubra al primero por completo. Se dejará una distancia de 5 milímetros entre las tapas de la portada y contraportada con el lomo. En las esquinas del papel se realizará una media luna para luego cortarla.

Paso 3:

Una vez realizados los cortes mencionados se encolarán las partes de la tapa y se pegarán al papel. Para garantizar la plena adhesión es recomendable aplicar presión en el conjunto.

Paso 4:

Se plegarán sobre las tapas los excedentes de papel de encuadernar y se encolará. En este punto entran en juego las medialunas antes realizadas en las esquinas, ya que permitirán plegarse mejor al papel.

Paso 5:

Al volumen se le encolará un papel de guarda de su mismo tamaño para posteriormente hacer lo propio con las tapas. Una vez más, se debe ejercer presión para contribuir a que la cola actúe.

Conclusiones

La encuadernación en tapa dura ofrece una resistencia, calidad y durabilidad superior a la del resto de modalidades de encuadernación. A su vez, imprime un carácter más profesional a la obra, así como mayores posibilidades de diseño en la tapa, resultando un proceso simple de acometer a mano.

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